martes, 21 de enero de 2014

PERSONAJES.

Américo Vespucio
(Amerigo Vespucci; Florencia, 1454 - Sevilla, 1512) Navegante italiano cuyo nombre originaría la denominación del continente americano. Como es sabido, Cristóbal Colón murió creyendo que había llegado a las Indias, sin sospechar que aquellas islas de las que había tomado posesión en nombre de la Corona de Castilla pertenecían a un nuevo continente.
          Un amigo suyo, Américo Vespucio, fue el encargado de decir a la vieja Europa que las tierras halladas por Colón no eran las asiáticas, sino que formaban parte de una "cuarta pars" del mundo a la que daría su nombre involuntariamente. Este hombre, insignificante frente a la gran figura de Colón, también murió sin conocer los efectos de su revolucionaria noticia: la póstuma gloria, derivada de ese bautismo casual, para él y para su linaje.
Américo Vespucio falleció en Sevilla el 22 de febrero de 1512.

Biografía  de Hernán Cortés 


HERNÁN CORTÉS

Hernán Cortés nació en 1485 en Medellín de Extremadura (España). Fue hijo de Martín Cortés y Catalina Pizarro. Estudió Leyes en la Universidad de Salamanca, pero lo abandonó en 1504 para embarcarse rumbo al Nuevo Mundo.

         Llegó a Santo Domingo y desde 1511 participó en la conquista de Cuba junto a Diego de Velásquez. En febrero de 1519 se embarcó rumbo a la conquista de México. Al llegar a Yucatán fundó Santa María de la Victoria. En tierras totonacas fundó Villa Rica de la Vera Cruz. Aquí se proclamó Capitán General y en agosto de 1519 marchó hacia el interior de México con 400 españoles.

         En el camino se le unieron los tlaxcaltecas, enemigos de los aztecas. Llegó a Tenochtitlan el 8 de noviembre de 1519. A los pocos días capturó a Moctezuma. Pero a mediados de 1520 los aztecas se sublevaron y expulsaron a los españoles a Tlaxcala. Aquí, Cortés organizó el retorno y conquistó Tenochtitlán 

         En 1529 viajó a España donde la Corona le otorgó el título de Marqués de Valle de Oaxaca. De regreso a México organizó nuevas expediciones a Tehuentepec, Baja California y Sinaloa. En 1540, volvió a España y se instaló en Castilleja de la Cuesta (Sevilla). Aquí falleció el 2 de diciembre de 1547.


 FRANCISCO PIZARRO

Francisco Pizarro nació en 1476, en Trujillo, España. Fue hijo de Gonzalo Pizarro y Francisca González. Sufrió pobreza en su infancia. En su juventud fue soldado de las tropas españolas en Italia.

                   En 1502, llegó a América como soldado. Participó en la conquista de Nueva Andalucía (1509) y el descubrimiento del Océano Pacífico (1513).

         En 1519, se estableció en Panamá, donde tuvo una encomienda y un negocio ganadero. En 1524, se asoció a Diego de Almagro y Hernando de Luque  

         Después de dos viajes exploradores, Pizarro regresó a España y en 1529 firmó con la Capitulación de Toledo, donde fue nombrado Adelantado, Gobernador. 

         En abril de 1532 fundó de Piura y marchó a Cajamarca donde logró capturar al Inca Atahualpa (16-11-1532). Después de estrangularlo marchó al Cusco y la saqueó en 1534. Un año más tarde fundó Lima, donde vivió hasta que fue asesinado por los almagristas el 26 de junio de 1541.


IMPERIO MAYA

LA CONQUISTA DEL IMPERIO MAYA

La Conquista de México se refiere principalmente al sometimiento del estado mexicano o azteca, logrado por Hernán Cortés en el nombre del rey Carlos I de España y a favor del Imperio español entre 1519 y 1521. El 13 de agosto de este último año, la ciudad de México-Tenochtitlan cayó en poder de los conquistadores españoles, después de dos años de enconados intentos bélicos, políticos y conspirativos, en los que participaron junto con los españoles invasores, los pueblos previamente avasallados por los mexicanos, en un afán por rebelarse aprovechando la alianza circunstancial de los recién llegados  de las condiciones de sojuzgamiento en que vivían.

            Después de la caída del Imperio azteca en México, España empezó la conquista de los mayas en Guatemala y Honduras. La conquista de Honduras fue realizada por de Montejo, Andrés Cereceda y Pedro de Alvarado. En 1523 D.C. Pedro de Alvarado empezó la conquista de Guatemala. Su primer esfuerzo falló, pero él nuevo intentó en 1525 D.C. Honduras y Guatemala fueron conquistadas con muy pocas batallas y en poco tiempo, con excepción del Itzá de Tayasal. Debido a la localización estratégica de Tayasal los españoles deciden dejarlo y es hasta el año de 1697 D.C. cuando Francisco los españoles regresan a la ciudad que fue quemada y destruida por los españoles.

La primera vuelta al mundo.




Orígenes del plan de Magallanes

Fernando de Magallanes  fue el navegante portugués que pondrá en marcha la expedición española que dará por primera vez la vuelta al mundo. Siendo joven Magallanes había viajado a la India en una expedición portuguesa durante la cual obtuvo informes de la existencia de las Islas Molucas, muy ricas a causa de la abundancia de las entonces carísimas especias. De vuelta en Portugal pensó en organizar una ruta viajando hacia el oeste, pensando que sí las islas estaban más allá de la India no deberían estar muy lejos de los nuevos territorios americanos. El proyecto de Magallanes se basaba como el de Colón en un dato cierto, que la tierra es una esfera, y en uno equivocado, las dimensiones de esta esfera, que ambos consideraban mucho menores de las reales.
El reto consistiría en hallar un paso por el sur de América que permitiese llegar a las Molucas y sus riquezas. Este proyecto no entusiasmó al rey de Portugal, por esto Magallanes abandonó su país y le expuso sus planes a la corona española.
Esta en principio los rechazó, pero luego Magallanes se entrevistó con el rey Carlos al que expuso dos razones convincentes: la ruta por el oeste era posible y más corta, y las islas Molucas debían estar en la parte española del mundo que había fijado el Tratado de Tordesillas. El rey Carlos I aceptó el plan de Magallanes con el cual firmará un acuerdo o capitulación) semejante al que los Reyes Católicos firmaron con Cristóbal Colón en 1492.
La expedición de Magallanes
La expedición formada por cinco naves con unos 250 hombres a bordo y con Magallanes al mando de la flota se hizo a la mar en agosto de 1519. Tras pasar por las Canarias se dirigió hacia Sudamérica, viajando más al sur de lo que hoy es Brasil y entonces eran las posesiones portuguesas en América, donde exploraron cada porción de costa, costeando cada golfo y cada estuario (como el gigantesco Río de la Plata) buscando el paso hacia el océano Pacífico. Tuvieron que pasar el invierno austral (que coincide con los meses del verano del hemisferio norte) en el sur de lo que hoy es Argentina. En ese momento se produjo un motín que supuso la pérdida de dos de las cinco naves de la expedición. Cuando terminó la estación fría siguieron hasta el sur hasta encontrar el paso que todavía hoy llamamos Estrecho de Magallanes. Los historiadores reconocen la enorme dificultad que tuvo encontrar este paso en una zona que puede definirse como un auténtico laberinto geográfico, y el mérito que tuvo atravesarlo sin daños, pues esta parte del mundo es famosa por sus dificultades meteorológicas, lo que unido a la escasa anchura del paso, convierte a la expedición de Magallanes en una auténtica hazaña.
Una vez entrados en el océano al que ellos van a bautizar como Pacífico empezaron una travesía que Magallanes esperaba que fuese corta hacia el oeste en dirección a Asia. La trascendental decisión de proseguir el viaje después de más de un año de navegación, sufrir un motín y perder hombres y barcos, sólo puede entenderse por la creencia de Magallanes en la proximidad de las costas asiáticas.
 En concreto Magallanes pensaba
que lo que había más allá del paso era un pequeño mar cuando en realidad era el mayor de los océanos y que la tierra firme más cercana se encontraba a varios miles de kilómetros.
La expedición de Magallanes se desplazará durante tres meses por el Pacífico sin ver nunca tierra y casi sin comida. A causa de la falta de alimentos frescos muchos marineros enfermaron de escorbuto y de estos la mayor parte acabarán por morir. La expedición ya en un estado desesperado alcanzará la isla de Guam en enero de 1521 y luego reemprenderá su viaje hacia Asia.
Magallanes va a encontrar la muerte en las Islas Filipinas en medio de una escaramuza con unos nativos. No va a conseguir, por tanto, terminar la circunnavegación del mundo, pero había recorrido ya la parte más desconocida y demostrado que su plan (y el de Colón) era viable: “alcanzar oriente por occidente”.
El viaje de regreso: Juan Sebastián Elcano
La expedición continuó al mando de Elcano, marino español que después de alcanzar las islas Molucas y cargar especias, inició el viaje de regreso por la ya conocida ruta “portuguesa” (conocida, pero peligrosa para una expedición española) a través del Índico para luego circunnavegar África para acabar llegando en septiembre de 1522 a España. De las cinco naves que partieron sólo completó la vuelta al mundo una, la Victoria, y de los más de 250 hombres que embarcaron tres años atrás, sólo volvieron 18. Estos fueron los primeros seres humanos en dar la vuelta al planeta y, aunque este no era el objetivo de la expedición, es lo que les hizo pasar a la historia, en especial a Juan Sebastián Elcano, al cual el rey Carlos I le concederá un escudo de armas coronado con un globo terráqueo e ilustrado con la leyenda o divisa “Primus circumdedisti me”, que significa “el primero que me rodeaste”.
Como curiosidad para la historia debe añadirse que después de vaciar la carga del único barco que terminó la travesía se calculó que el valor de las especias transportadas servía para pagar los gastos de la expedición e incluso producir beneficios. Ello puede ilustrar el enorme negocio que suponía el comercio de estos productos y explica los tremendos esfuerzos y peligros que los marineros de la época se atrevían a soportar. La dificultad de la expedición planeada por Magallanes queda de manifiesto porque hasta cincuenta años después nadie se atrevió a repetir semejante viaje.

LOS CUATRO VIAJES DE COLÓN


El viaje del Descubrimiento: 1492


El primero y trascendental de los viajes a América se inició en el puerto de Palos de la Frontera el 3 de agosto de 1492 formando una flota de tres naves, la Santa María (a bordo de la cual iba Colón), la Pinta y la Niña. La primera etapa terminó en las Islas Canarias donde se hicieron algunas reparaciones y desde donde no partieron las naves hasta el día 6 de septiembre. El propósito de Colón al viajar hacia el sur fue evitar los vientos del oeste que soplan en latitudes mayores. Entre los paralelos 25 y 30 estos vientos contrarios no se dan, sino que la navegación hacia el oeste se beneficia de los vientos alisios que impulsan hacia el oeste, en dirección a lo que Colón pensaba que era el Extremo Oriente de Asia.
Este viaje (de Canarias a América) duró poco más de cinco semanas casi siempre con vientos favorables. Un auténtico “paseo” comparado con el casi un año que invirtió Vasco de Gama en llegar a la India. Y sin embargo el viaje de Colón incluía no pocos aspectos admirables. Dejando de lado el mérito de Colón para poner en marcha una expedición rechazada por los expertos como inviable y que, de hecho, Colón estaba muy equivocado en las distancias (eran mucho mayores) que separaban España de las costas de Asia; hay que valorar lo que supone en aquellos tiempos navegar por mar abierto, por rutas desconocidas y sin ser capaz de medir la longitud, ni la latitud con demasiada precisión. Prácticamente el único instrumento del que disponía Colón era la brújula con el cual se podía sólo fijar el rumbo, es decir, en su caso podría mantener las naves en dirección oeste de una manera razonablemente precisa. Los navegantes averiguaban el paralelo en el que se encontraban (la latitud) mediante la observación y calculo del ángulo de visión de ciertos astros como la estrella Polar. La distancia recorrida era calculada de manera aproximada. En función de esa distancia los navegantes podrían hacerse una idea de sobre que meridiano (la longitud) se encontraba la nave. Conocidas ambas coordenadas se podría fijar la posición de la nave, aunque en los siglos XV y XVI el cálculo de la longitud era tan aproximado, que se cometían enormes errores a la hora de fijar la posición de un barco o un accidente geográfico.
Estas condiciones de navegación tan difíciles están probablemente en el origen de muchas de las leyendas surgidas en torno al viaje de Colón. Se ha dicho que Colón no se hubiera aventurado de no disponer de más información de la que confesaba, llegándose incluso a decir que ya conocía la existencia de tierra al otro lado del Atlántico por la confesión de algún misterioso navegante arrastrado al otro lado del Atlántico por tempestades.
La realidad es que quienes se oponían al proyecto de Colón no lo hacían porque pensasen que la dirección fuese incorrecta, de hecho, muchos reconocerían que supuesto que la tierra es una esfera podría llegarse al este viajando hacia el oeste; sino porque consideraban que la distancia entre las costas ibéricas y las del extremo oriente eran insuperables para los barcos de la época. Se dice que Colón pensaba que entre las costas españolas y las de Asia habría sobre cinco mil kilómetros, cuando la realidad es que esa cantidad hay que multiplicarla por cuatro. Por suerte para el proyecto castellano en medio estaba América, donde llegó Colón el 12 de octubre de 1492.
En América Colón recorrió el mar Caribe llegando a Cuba o lo que es hoy la República Dominicana. En esos viajes se perdió la nave Santa María, con cuyos restos se construyó un fuerte en el que se quedaron unos pocos voluntarios. El 15 de enero de 1493 la expedición inició su regreso a España, y aunque habían encontrado poco de lo que buscaban (no habían aparecido ni las especias, ni las ricas ciudades asiáticas), el Almirante procuró darle un aspecto interesante a los descubrimientos realizados cuando tras llegar a Palos se trasladó a Barcelona para informar personalmente a los Reyes Católicos de sus descubrimientos. Además fue cuando se público la conocida Carta de Colón que sería reimpresa en multitud de ocasiones y daría fama a su descubridor por toda Europa.

El Segundo Viaje: la colonización


El 25 de septiembre de 1493 se iniciaba el segundo viaje de Colón. Las prisas por organizar esta segunda travesía hay que atribuirlas a los deseos del Almirante de demostrar que había llegado a Asia y al temor de los Reyes Católicos a que sus rivales portugueses intentasen algún tipo de exploración por los nuevos territorios, ya que según el Tratado de Alcaçovas les pertenecería cualquier descubrimiento realizado al sur de las Islas Canarias.
Esta nueva expedición no era ya sólo un viaje de descubrimiento, sino de conquista: con los marineros iban colonos ansiosos por encontrar las riquezas que había descrito Colón, religiosos para convertir a los nativos, animales domésticos y plantas para poner aquellas tierras en producción.
En cuanto a los descubrimientos de este segundo viaje merece destacar la llegada a Puerto Rico y Jamaica, y el descubrimiento de que los voluntarios que se quedaron en el primer viaje estaban todos muertos como resultados de luchas internas y de las venganzas de los nativos a los cuales los españoles habían robado y maltratado.
Este segundo viaje provocó muchas tensiones entre los españoles que no encontraron las riquezas fáciles que buscaban (oro y especias) y las primeras revueltas de los nativos contra los invasores. Además Colón fue incapaz, por supuesto, de encontrar el más mínimo rastro de las ricas y poderosas civilizaciones asiáticas. Algunos españoles muy descontentos escaparon hacia la península de manera que cuando Colón regresó a España tuvo que enfrentarse a los relatos contrarios a su persona que estos habían difundido.

El tercer viaje: el Paraíso Terrenal


En mayo de 1496 partió una tercera tentativa de Colón, al mando de una flota de seis barcos, para demostrar que había llegado a Asia viajando hacia el oeste. Además de encontrarse con que los españoles de América se habían rebelado contra su autoridad, quizás el mayor descubrimiento de este viaje fuese la desembocadura del río Orinoco. Al ser una corriente de agua dulce tan poderosa sólo podría provenir no de una isla, sino de una enorme extensión, de un nuevo continente, ya que era evidente que no era Asia. Pero en la cabeza de Colón sólo cabía la geografía clásica que afirmaba que las tierras no cubiertas por el mar (África, Asia y Europa) estaban unidas formando un todo sólo separadas por mares y por un gran océano que es el que había cruzado por tercera vez entre Europa y Asia. Colón concluyó que estas nuevas tierras no eran otra cosa sino el Paraíso Terrenal descrito en la Biblia.
Este viaje termina sin que el Almirante encuentre Cipango (Japón) ni las costa de China, e incluso ante las noticias de rebeliones y abusos, los reyes enviarán desde España a poner orden a Francisco de Bobadilla, quien empezó por retirarle a Colón toda su autoridad en aquellas tierras y terminó por encarcelar a Colón y sus hermanos. De hecho, el viaje de vuelta a la península en el año 1500 lo hizo Colón preso y encadenado.

El cuarto viaje. Muerte de Colón


A pesar del desastroso final del tercer viaje Colón vio cambiar su situación y, aunque los reyes no le devolvieron los poderes y privilegios que le concedieron en las Capitulaciones de Santa Fe, le encargaron un cuarto viaje iniciado en 1502 con el objetivo de descubrir el paso hacia Asia. Colón llegará a tocar tierra en la zona de Panamá, pero una vez más tuvo que regresar sin cumplir sus objetivos. Morirá en Valladolid en 1506 sin haber conseguido su objetivo, desposeído de sus cargos y sin saber que había descubierto para los europeos el “Nuevo Mundo”.

Las desgracias de Colón no acabaron con su muerte, pues al año siguiente de su fallecimiento se publicó un libro de geografía que incluía un mapa del cartógrafo alemán Waldseemüller donde se recogían los relatos de un navegante florentino, Américo Vespucio (o Amerigo Vespucci, o Americus Vesputius), que afirmaba que los descubrimientos hechos tras 1492 (él mismo había participado en alguna de las muchas expediciones españolas) no eran tierras asiáticas sino un nuevo continente. En ese mapa de 1507 las nuevas tierras aparecen denominadas como América en su honor, y aunque en España se siguieron llamando Indias durante siglos, el nuevo nombre se hizo pronto muy popular en otros países.